¿Quién no ha jugado nunca a Pi?, ese juego de niños en el que uno se la queda y cuenta despacio, con los ojos cerrados hasta 10, los otros niños, tienen que tocarle y buscar rápidamente un escondite. Cuando el que se la queda abre los ojos, si ve a alguno de los otros jugadores, le delata (siendo el primero el encargado de quedársela en el siguiente turno), si no encuentra a nadie, Grita: “PI vuelve a contar”, comenzando a contar de nuevo, esta vez solo hasta Pi 9, los niños tienen que salir de su escondite, y volver a tocar al que se la queda y esconderse rápidamente. A medida que avanza el juego, los Pis van siendo menos, y se finaliza cuando aparezcan todos los jugadores, ganando el más rápido o el más hábil.
Muchas veces siento que es como si jugara con Él a Pi, siempre permanezco ahí, inmóvil en la noche, con los ojos cerrados contando… Pi, Pi1, Pi2… Y puedo notar como se acerca, me toca, y se esconde. Abro los ojos, doy los tres pasos que se me está permitido y le intento encontrar, pero Él ya no está.
“PI vuelve a contar”. Y sigo contando una y otra vez…
Y cuando llego a Pi1, noto que se acerca a mi con tal fuerza y rapidez, que aunque soy capaz de verle durante una centésima parte de segundo, me empuja tan impetuosamente, que me hace girar sobre mi misma cual peonza, dejándome tan mareada, que al recuperarme, me doy cuenta que le he vuelto a perder.
Y otra vez el juego (quizá) vuelve a empezar.
.:Cydya:.
{Bel, esta entrada va dedicada a tí, por que sin tí jamás hubiera dicho estas palabras... tú ya me entiendes}
Escuchando: [Despistados - Jugando a las Tinieblas]
