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LaDy_Paranoia

Mis Cuentos

Historias Paralelas

Historias Paralelas

Saray miraba triste a través de la ventana pensando en qué le depararía el futuro. La tormenta de verano y la melodía de Enya de fondo solo conseguían que sus lágrimas fueran mas seguidas y su nostalgia mayor.Echaba de menos a Freddy, y pensando tal vez que este estaría pendiente del teléfono, o quizás mirando también a través de su ventana, pensó que seria bueno llamarle y consolarse escuchando su voz. 

El teléfono de Freddy sonaba dentro de la mochila bajo la ropa amontonada en la arena de la playa. Freddy se bañaba desnudo junto a una joven de cuerpo bronceado y por un instante mientras abrazada el torso de su  amante, una lagrima le recorrió por la cara al recordar sus noches de pasión junto a Silvia. 

Silvia como hacía cada noche, bailaba incansable en una disco del paseo marítimo, y mientras daba el ultimo sorbo de su copa, pensó que ya estaba harta de la vida que llevaba, y por una vez   echó de menos la “tranquilidad”, pero sobre todo extrañó la sensación que dias atrás, durante sus vacaciones, le habían producido aquellos paseos nocturnos y las largas charlas bajo las estrellas que mantuvo en el Pueblo en compañía de  Nico, y tras decir a sus amigos que salía a respirar un poco de aire fresco a la calle, se marchó, caminando por la playa, rumbo a casa. 

La noche, sin luna, estaba totalmente estrellada, y Nico tumbado en el solar daba la ultima calada a su cigarrillo, mientras pensaba en lo vacío que se encontraba, había intentado empezar una relación con un montón de chicas diferentes, había tratado de ser especial con ellas, abrir su corazón, repetir las mismas cosas que en su momento le hicieron tan feliz. Pero sin saber por que, se daba cuenta de que siempre fracasaba. Nadie le había llenado tanto como Saray en su momento lo hizo y esa noche por fin fue consciente de que la había perdido para siempre…

Escuchando: [Despistados - Estoy aquí]

Cuento

Cuento Movíase entre la espesura de la niebla, a través de la cerrada noche, débilmente pero sin pausa. Con una mano fija en el costado, como intentando ocultar la fatal herida cuya sangre brotaba sobre sus frágiles dedos y cubría de rojo su vestido color marfil. Intenté socorrerla cuando cayó a mi lado, pero mirándome con sus ojitos color cielo, envueltos con ocres ojeras me hizo a un lado sin pronunciar palabra, y como atemorizada siguió su camino. Tenía los labios púrpuras, consecuencia del frío y no paraba de temblar. Se adentró en la oscuridad del bosque y reptó entre las ortigas para penetrar a una gruta desconocida, casi oculta entre la maleza.
El rastro de sangre que emitía era tan grande que no me fue nada difícil perseguirla, intrigado por su fuerza y atraído por la fascinación de su mirada. Detrás de una roca, pude ver y oír todo lo que aconteció.
-“has de huir de aquí” -le decía a un apuesto joven oculto tras una grieta de la pared-
-“¿y a ti que te pasó?, ¿por que tu vestido tiene ese color?”
-“les dije que estaba dispuesta a morir por ti”
-“¿entonces ya me han descubierto?”
-“aun no pero no queda mucho tiempo”
-“entonces me marcharé ya mismo”
-“yo me marcho contigo, ya nada me retiene aquí”
-“¡¿estas loca?!, nos podrían descubrir si escapamos juntos…Volveré mas tarde en tu busca”
-“Pero yo ya no me puedo quedar aquí, renuncié a todo por estar a tu lado, y ahora estoy herida y si no me ayudas no resistiré”
-“¿Te das cuenta que serías un lastre?, sabes que te quiero, pero no te puedo llevar conmigo en ese estado nos encontrarían y moriríamos los dos”
-“¿y entonces que hago?” -dijo sollozando-
-“Demuéstrame que es verdad lo que dijiste, demuestra que me quieres tanto que serías capaz de dar la vida por mi...”

Y tras un apasionado beso en los labios, montó en su caballo y huyó de allí

-“¡Dios mío pensé yo!”

Los ruidos de los cascos poco a poco se fueron alejando, y la muchacha, con la mano sobre su estomago, poco a poco se empezó a tambalear. Yo salí de mi escondite y justo cuando se iba a desplomar la levanté en mis brazos
-“necesitas ayuda, y yo puedo ofrecértela, te llevaré a casa”
Se aferró a mi cuello dulcemente como sabiendo quien era yo, y presa de su delirio pronunció sus últimas palabras:
-“sabía que volverías por mi, por que se que tú me amas tanto como te amo yo”

Y tras pronunciar estas palabras murió.

Cydya

Cuéntame un Cuento

Cuéntame un Cuento Había una vez un niño feliz, que siempre lo había tenido todo...
Tenia a su alrededor tantos caramelos y juguetes, que ya no podía aspirar a mas.

Pero un día, vio a un amigo suyo con una pelota brillante y preciosa
con la que él jamás había jugado y observaba lo orgulloso que estaba su amigo. Y se sintió muy triste por que él quería una igual...

Y buscaba y buscaba incansable entre sus montones y montones de de juguetes tratando de encontrar alguno parecido. Pero era en vano, y se sentía muy decepcionado por no haber visto él esa pelota primero…

Un día cansado de todos sus juguetes, los dejó completamente de lado y decidió ir solo a todas las tiendas posibles en busca de un juguete igual, pero no pudo encontrarlo, anduvo y anduvo y todo fue en balde, probó muchísimas pelotas, pero cada una que probaba le aburría muchísimo y le hacia recordar la suerte que tenia su amigo, por tener aquella pelota tan bonita.
Así que acabó decepcionado, cansado, triste y quiso volver a su casa por que le apetecía jugar con sus juguetes para superar su depresión.

Cuando regresó, decidió guardar sus juegos en cajitas para no estropearlos, por que de todos los juegos que había ido probando a lo largo de su pequeño viaje, se dio cuenta que los suyos seguían siendo los mejores, y nunca se había percatado….

Así que para no abusar de ellos, ni estropearles, decidió tratarles mejor. Y empezó a sentirse orgulloso de lo que tenía, y a recuperar poco a poco su felicidad. Fue entonces cuando observó que tenia una pelota preciosa, y enorme, mas bonita incluso que la de su amigo. La había tenido siempre delante, pero nunca la supo valorar.
Y a partir de aquel día volvió a sonreír.

Moraleja: lo que tienes es a veces tan valioso que no lo sabes apreciar, y sientes envidia de lo que tienen los demás, no por que sea mas valioso que lo tuyo sino por que “los demás lo valoran de una forma diferente”…)

Has de aprender a ser feliz con lo que tienes, por que la felicidad esta en ti mismo.

Cydya