Cuento

El rastro de sangre que emitía era tan grande que no me fue nada difícil perseguirla, intrigado por su fuerza y atraído por la fascinación de su mirada. Detrás de una roca, pude ver y oír todo lo que aconteció.
-“has de huir de aquí” -le decía a un apuesto joven oculto tras una grieta de la pared-
-“¿y a ti que te pasó?, ¿por que tu vestido tiene ese color?”
-“les dije que estaba dispuesta a morir por ti”
-“¿entonces ya me han descubierto?”
-“aun no pero no queda mucho tiempo”
-“entonces me marcharé ya mismo”
-“yo me marcho contigo, ya nada me retiene aquí”
-“¡¿estas loca?!, nos podrían descubrir si escapamos juntos…Volveré mas tarde en tu busca”
-“Pero yo ya no me puedo quedar aquí, renuncié a todo por estar a tu lado, y ahora estoy herida y si no me ayudas no resistiré”
-“¿Te das cuenta que serías un lastre?, sabes que te quiero, pero no te puedo llevar conmigo en ese estado nos encontrarían y moriríamos los dos”
-“¿y entonces que hago?” -dijo sollozando-
-“Demuéstrame que es verdad lo que dijiste, demuestra que me quieres tanto que serías capaz de dar la vida por mi...”
Y tras un apasionado beso en los labios, montó en su caballo y huyó de allí
-“¡Dios mío pensé yo!”
Los ruidos de los cascos poco a poco se fueron alejando, y la muchacha, con la mano sobre su estomago, poco a poco se empezó a tambalear. Yo salí de mi escondite y justo cuando se iba a desplomar la levanté en mis brazos
-“necesitas ayuda, y yo puedo ofrecértela, te llevaré a casa”
Se aferró a mi cuello dulcemente como sabiendo quien era yo, y presa de su delirio pronunció sus últimas palabras:
-“sabía que volverías por mi, por que se que tú me amas tanto como te amo yo”
Y tras pronunciar estas palabras murió.
Cydya
1 comentario
Frogmen -
Pobre mujer