Asimilando

 

Pronto comprendió, que su vida era una constante mudanza.

Viajaba siempre ligera de equipaje por qué sabía que en cualquier momento tendría que buscar otro nuevo hogar. Lo que mas la pesaban eran los recuerdos que  se negaba a abandonar. A veces esos recuerdos, suponían un lastre en su maleta, evitándola iniciar el vuelo.

Pero una noche se dio cuenta de que aferrarse al pasado no es bueno, que a veces es mejor coger una maleta nueva, e ir llenándola de nuevos recuerdos. Y cuando esté tan llena que empiece a pesar, guardarla en algún rincón donde no moleste, junto al resto de maletas cerradas que formaron las distintas etapas de la vida. Para solo abrirlas en momentos de nostalgia, o con el fin de encontrarse a si mismo.

Se empeñó en vivir cada día de su vida, no como si fuera el último, si no como que fuera el primero. Observando todo, llena de curiosidad, haciendo cada cosa con gran entusiasmo y ganas de aprender, entregarse y querer a cada persona sin desconfiar. Quiso llenar su vida de ilusiones y nunca dejar morir sus sueños.

Trató de enseñarse a si misma, que no todo en la vida son alegrías, pero que si hacía un recuento general, había tenido tanto amor y felicidad, que de solo pensarlo la hacía llorar. 

Tal vez su vida no fuera una vida perfecta, ni ejemplar para muchos. Pero era la vida que ella había elegido.

Por fin entendió que ella amaba vivir, y a fin de cuentas eso era lo único importante.