CORAZONADA
En el tercer círculo del Calendario Azteca vemos como los antiguos Mexicanos nos dicen que nuestra vida emerge del agua. En Nahuatl, agua se dice “Atl”. Y región se dice “Tlan.” Región del agua, entonces se dice “Atlan.”
Todos, antes de nacer, vivimos en Atlan, en el agua, en el vientre de nuestra madre.
Ahí, escuchamos el sonido de dos tambores. Uno suena desde lejos. Sus vibraciones las sentimos en todo nuestro cuerpo. Es un latido que ha estado ahí antes de nuestro tiempo. Es el ritmo por el que medimos todas las cosas. Es el corazon de nuestra madre.
Para cada uno de nosotros no hay un sonido como el latido de este corazon. Es un sonido único. No hay otro como el. Nuestro crecimiento ha sido acompañado por el.
Y hay otro tambor. Este tiene un ritmo más rápido que el primero: es nuestro propio corazon.
La vida empieza como el dialogo de dos tambores. El uno y el otro, aun cuando llevan ritmos diferentes, hacen una buena armonía.
Cuando salimos del mundo del agua, a el mundo del aire, mantenemos la facultad de escuchar y reconocer ya no solo el latido del corazon de nuestra madre, sino el de todos nuestros seres queridos. Este fenómeno es conocido entre nuestra gente como “Corazonada” que quiere decir “mensaje de el corazon.”
Un montón de veces me he llevado la mano al corazón diciendo “una corazonada” y poco tiempo después ocurre lo que en un principio intuí…, la gente que me conoce bien e incluso yo misma, a veces nos soprendemos cuando ocurren, pero poco a poco, sin saber muy bien por que, empezamos a confiar en ellas…
“Como es que lo sientes?” Me preguntaron un día.
“¿Pero… tu no las sientes también?” – contesté - “ Creo que el corazón nos habla a todos, solo que la voz de algunos corazones es mas silenciosa que la que proviene de la cabeza.
El corazón te habla mediante sentimientos, sensaciones, y con imágenes…., esas imágenes sin sentido que ves en tus sueños….
Estoy convencida, que cuando quieres a alguien y aprendes a escuchar, el corazón de esa persona también te habla, incluso en la distancia. Por que lo que mueve el mundo, lo que le da sabor es el corazón, por que es este mismo el que nos lleva a ver al os demás con buenos o malos ojos, la forma con la que creamos lazos con la gente no está en la cabeza, está en el corazón.
A veces, envenenamos el corazón con malos sentimientos: odio, envidia, rabia y lo convertimos en fuente del mal. Por que en vez de trasmitir buenos sentimientos, canaliza su rabia hacia el exterior y contamina todo.
Por eso, siempre que yo estoy dolida intento hacerme un “barrido” de corazón. O intentar avisar a la gente que quiero que tengo un mal día, por que pienso que se puede hacer mucho daño cuanto tienes el corazón cargado de ira…, y también pienso que es una enfermedad difícil de superar (si no dejas que te ayuden a sacar esos males de dentro)
Estoy convencida que uno solo puede dar lo que tiene en el corazón. Si tienes amor, paz y alegría… es maravilloso lo que ofreces…, pero si estás cargado de rabia y odio… entonces, por lo menos hay que buscar no herir a quien te rodea
Los que traen mal al mundo, lo hacen por que el mal ya llegó antes a su propio corazón. Y el mal no se vence con el mal
Hace no mucho, sentí que tenía el corazón cargado de rabia, de angustia, de impotencia, de tristeza… y me sentía tan angustiada, que había dejado de escuchar lo que mi corazón me quería decir…., así que simplemente “decidí vaciarlo de todo” y pararme a escuchar.
Y fue entonces cuando comencé a recibir nuevamente corazonadas, y esta vez eran corazonadas de alegría. Y empecé a sentirme feliz.
Y pienso, que cuando por nada estás contento… es que la alegría te está llegando desde lejos, desde el corazón de alguien que te quiere y que está pensando mucho en ti.
Por eso, intento pensar en mis amigos y en mi familia, y no sentir pena, ni envidia ni nostalgia, ni nada malo hacia ellos, si no sentir los mas grandes sentimientos de alegría y de cariño que me aporte mi corazón cuando piense en cada uno de ellos y así poder hacerselos llegar allá donde estén.
Y pienso poner todo mi sentimiento en ello, toda mi alma.
Y quiero transmitir un montón de mensajes que me está pidiendo el corazón
Adaptación de Roberto Dansie
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